sábado, 27 de marzo de 2010

RENFE: cómo hacer 600 Km en 20 horas con 2 magdalenas y 1 zumo

Los que leen habitualmente el blog saben que vivo en Coruña y estoy haciendo un máster en la Universidad Complutense de Madrid, donde conocí a la buena gente de Radio Ritmo, con quienes continué el programa que estaba haciendo en Cuac FM. Sin embargo, la tierra es la tierra, y las épocas en las que no tengo clase, aprovecho para venirme a Coruña. Siempre he preferido el tren por varias razones: es barato, es mucho más cómodo que el autobús, puedo moverme libremente por el mismo e ir al baño cuando quiero, no paso los incómodos controles del aeropuerto y no tengo que facturar mi enorme maleta.

Varios amigos me aconsejaron que, en vez de hacer un viaje de 8 horas, haga un vuelo Madrid-Santiago, y luego un tren o bus hasta Coruña, pero sólo el trayecto a lo largo de Santiago (del aeropuerto a la Estación de trenes o autobuses) me quita cualquier gana que pudiera tener de optar por la vía aérea. Además, el máster que estoy cursando tiene la peculiaridad de que cada asignatura dura 2 semanas, y que hasta que éstas empiezan a impartirse, casi nunca sabemos qué día se hará el examen porque los profesores quieren fijar la fecha de acuerdo con los alumnos (lo que me impide contar con la ampliación suficiente como para que el billete tenga un precio razonable).

Este jueves, 25 de marzo de 2010 comencé el 8º viaje en tren desde que estoy en el máster (Cercanías y Metro a parte)... y el más largo de mi vida. Desde las 22:30, hasta las 18:30 del día siguiente, 20 horas para recorrer 600 kilómetros. Dicho de otro modo, es como si recorriésemos esa distancia a una velocidad constante de 30 Km / h.

Yo sabía que iba a haber problemas: hubo un desprendimiento en la provincia de Zamora que hizo que nuestro tren se tuviese que desviar por León (provocando un leve retraso de, decían, media hora). Retraso del que se informó a algunos de los viajeros (una minoría que preguntó a quien debía) y que a mí me parecía, obviamente, razonable. No pensaba reclamar por eso.

A las 22:30, como ya dije, el TrenHotel en el que viajé partió de la estación de Madrid Chamartín, que me conozco al dedillo de tantas veces que vine. Tras pasar por Ávila a media noche, nos paramos cerca de la estación de Arévalo. 500 m delante de nosotros, en la misma vía, sucedió algo inexplicable en una era en la que todos los trenes están automatizados: un tren de mercancías embistió por detrás a otro que se encontraba parado, provocando la muerte de uno de los maquinistas.



A partir de ahí comenzó nuestra odisea:
  • Desde que nos detuvimos (sobre la 1:00, hasta las 3:30) estuvimos parados en tierra de nadie sin más explicación por parte del personal que el hecho de que había habido un accidente y murió un maquinista. El interventor, desbordado, no parecía saber nada. Poco después (sobre las 2:30 a.m.) pasó por nuestro vagón y nos comentó que creía que nos llevarían de vuelta a Ávila, donde saldremos del tren y montaremos en autocares individualizados sin paradas: en uno se montarían todos los que fuesen a Coruña, en otro, todos los que fuesen a Medina del Campo...
  • Lo cierto es que, tras movernos en dirección contraria 1 hora, pararnos media hora en una estación desconocida, y volvernos a mover otra media hora, volvimos a Ávila. A las 6:00 a.m., es decir, 6 horas después de lo que cuando pasamos la primera vez.
  • En Ávila, tras bajar del tren, salir de la estación bajando y subiendo varios pisos cargado con la maleta, mochila y portátil sin ayuda de escaleras mecánicas (allí no las hay), vemos que han aparcado cerca de la estación una serie de buses para que nos lleven a todos, pero no cada uno a su destino como se nos dijo, sino todos a un destino común donde cogeríamos otro TrenHotel con el mismo reparto de plazas. ¿a León, al noreste, donde todos estaríamos más cerca de nuestros destinos? No. Valladolid, al norte, donde llegamos para montar en otro TrenHotel a las 7:40, estación que no abandonaríamos hasta las 9:20. ¿Razones de la tardanza? Cuando partieron los autobuses de Ávila a Valladolid, un alto número de viajeros no pudo subir a los autocares porque todos parecían estar llenos: nadie comprobó el número de plazas libres que quedaban en dichos autocares (sí, salieron buses con plazas libres), ni fletaron un número suficiente de autocares, por lo que éstos tuvieron que ir a Valladolid, dejar a la gente, e, intuyo (por la tardanza), volver a Ávila a por más peña.
  • Fue durante dicho viaje en autocar donde nos enteramos de más detalles del trágico accidente, en el que desgraciadamente murió un ser humano. Pero no nos enteramos porque nos los comentase un encargado, sino porque casualmente, en mi autocar tenían sintonizada Radio Nacional...
  • Mi compañero de asiento hizo algunas llamadas, y sobre las 8:00 se enteró de que de ADIF anunció a los medios que se iba a proporcionar comida gratuita a los (por entonces) más de 700 afectados de 3 trenes de pasajeros (ahora hay más de 2000). En mi caso, como estaba previsto que mi tren llegase a las 8:05 a.m. a Coruña, pensaba desayunar en mi casa y no comprar nada en la cafetería, que es muy cara. La cafetería del tren que pillamos en Valladolid, que tardó unos 20 minutos en empezar a atender a los pasajeros, evidentemente cobraban los desayunos. Y no es que me parezca mal que, en circunstancias normales, esto sea así, pero es que si un tren tiene que realizar ese monumental desvío, la compañía ha de procurar el bienestar de sus viajeros y, al menos, algo de comida y bebida, son necesarios... Además, hay gente que no lleva dinero para comida, porque cuenta con que ya comerá en su destino y, ¿qué diablos? no tenemos obligación de comprar en la carísima cafetería.
  • A algunos nos cobraron el desayuno, a otra gente no (me consta), pero no me cobraron el café con leche que me tomé después tras las protestas de parte del pasaje, porque ni siquiera nos ofrecían un mísero café.
  • La prometida comida que nos proporcionó RENFE llegó a las 11:15, en León, cuando la mayor parte de los pasajeros, hambrientos, prácticamente habían acabado con las existencias de la cafetería, pagando religiosamente en su mayoría. El desayuno de la cartilla de razonamiento consistió en 2 magdalenas y una bebida (en mi caso, un Trina Multifrutas, en el de una pareja de ancianos de mi vagón, un Cacaolat)... Ese desayuno NO se repartió al pasaje. Aquellos que se habían enterado de que iban a repartir comida, nos acercábamos, pero no se acercaron los más de 200 viajeros del tren, porque NADIE avisó de esto, ni por megafonía, ni vagón por vagón (sólo se explicaba a aquellos que preguntaban por ello).
  • No nos volvieron a dar de comer hasta llegar a Orense, a las 16:02 (hora a la que muchos ya habían comido) cuando, aprovechando que las cámaras de varios medios de comunicación estaban para cubrir la llegada de los afectados por esta odisea. Vale, el título de este post es erróneo, pero al estar los medios... Esta vez sí repartieron la comida asiento por asiento, y subieron el caché: 1 naranja, 1 botellín de agua y un bocadillo mini baguette de jamón serrano. Para que quede claro que estamos en España. Como si el conjunto de despropósitos anteriores no lo demuestra de por sí. Obviamente, la mayoría ya habíamos comido algo. Antes de esto, pregunté sobre las 15:20 si nos iban a dar la dichosa comida en Orense, y cuánto faltaba para ello; ni idea. Les pedí un botellín de agua, que no tenían (¡¡!!) por lo que les compré una cerveza al módico precio de 2,10 €. Recordé que en mi maleta tenía cereales de desayuno que fui degustando (a palo seco) mientras me tomaba la cerveza... Sí, es raro tomarlos a esa hora, pero algo tenía que comer mientras no nos daban la comida prometida. ¿Que por qué no compré la comida en la cafetería del tren? No me quiero arriesgar a que, el día que reclame, no vea de vuelta ese dinero que no contaba con gastar; además, la cafetería tiene precios a mi juicio, abusivos, y tengo derecho a NO comprar en ella lo que no quiero (que, fuera de una cerveza, o un croasán, es TODO).
  • Finalmente, llegué a Coruña a las 18:30. 20 horas.
La desinformación y la descoordinación que ha habido para gestionar este accidente ha sido bestial. No sabíamos cuándo íbamos a llegar a nuestro destino, no sabiamos qué teníamos que hacer, se prefirió hacer negocio cuando se anunció a los medios que se nos iba a alimentar como si tal cosa fuese digno de mención y no su obligación, nos dio muy poca comida y muy tarde... Por encima de todo, llegamos 10 horas y media más tarde de lo previsto, un retraso injustificable si se hubiese gestionado bien el accidente, y tuviesen previsto algo así.

Obviamente, voy a reclamar todo el importe del billete, además de una indemnización y los tiquets de mis dos compras en la cafetería (ambas realizadas después de las 8:05, hora a la que se supone que yo tendría que estar en Coruña).

Eso es todo. Animo a todo aquel que se haya visto en esa situación a que cuente su experiencia (que esto se sepa), para que esta pésima gestión no caiga en el olvido, y sobre todo, no se repita. Y por supuesto, que conserve el billete y reclame. Yo voy ahora mismo a hacerlo...

1 comentario:

  1. Alucinante. No me extraña nada toda la movida, porque esto es España, pero aún así es alucinante.

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